¿Quién fue Philipp Melanchton?
Philipp Schwartzerdt nació en Bretten el 16 de febrero de 1497 y cursó estudios en las universidades de Heidelberg y Tubinga. Tras sólo un año de estudio de las lenguas clásicas en Pforzheim, Melanchton en 1509, con doce años, estaba preparado para pasar a la Universidad de Heidelberg, donde se alojó en la casa del teólogo Pallas Spangel. También aquí, el joven Melanchton terminó los cursos obligatorios de sus estudios sin ningún problema y obtuvo el título de Baccalaureus artium in via antiqua en 1511.
Ningún gran movimiento histórico, a no ser que se trate de un fenómeno pasajero, puede dejar de interesarse por las cuestiones de educación pues hay que transmitir el nuevo cuerpo doctrinal a las generaciones futuras. Estas dos observaciones son válidas para la época de la Reforma, que tuvo sus orígenes y su culminación en Alemania.
En Alemania la Reforma se personifica sobre todo en la figura de Martín Lutero (1483- 1546), a quien deben su nombre las iglesias nacidas de su credo y su teología. Su mensaje del amor absoluto de Dios por el género humano y de la piadosa aceptación de ese amor por parte del hombre como única condición para la salvación, hizo temblar los cimientos mismos de la Iglesia romana medieval, que se había auto-proclamado dogmáticamente como el único camino para la salvación. El mismo Lutero se daba perfecta cuenta de la necesidad vital de la reflexión y de la actividad educativa como medio de asegurar la permanencia del movimiento que había iniciado.
La complementariedad y el estímulo mutuo de la Reforma y la enseñanza no fue unánimemente aceptada desde el principio. Entre las principales corrientes de opinión que se daban en el seno del nuevo movimiento de la Reforma, hubo una al principio que era claramente crítica con respecto a la educación y rechazaba el saber medieval eclesiástico-escolástico que identificaba con la educación en general.
En ocasiones, la actitud de los “Entusiastas” implicaba enseñar y practicar una forma de espiritualismo y absolutismo religiosos que consideraba la espiritualidad de todo ser humano como una segunda fuente de revelación divina tan segura como las Sagradas Escrituras.
Lo primero que hay que leer y de manera universal en las escuelas medias y superiores tiene que ser las Sagradas Escrituras, y para los más pequeños, los Evangelios. Y quisiera Dios que cada aldea tuviera una escuela femenina donde las muchachas pudieran oír los Evangelios una hora todos los días, ya fuera en alemán o en latín.
El Encuentro con Martín Lutero:
Martín Lutero |
En su primera lección, que tuvo lugar en Wittenberg el 28 de agosto de 1528, Melanchton volvió a hablar sobre el tema “Mejora de los estudios para los jóvenes”. La cuestión más importante para él en ese contexto era la llamada de los humanistas para una vuelta ad fontes y creía que las lenguas clásicas constituían el mejor método para lograr ese fin.
La llamada a Wittenberg fue el acontecimiento que determinó definitivamente el curso de la vida de Melanchton. Fue aquí, en la cuna del nuevo movimiento de reforma religiosa, donde entró en contacto con el movimiento mismo y con su figura dirigente, el monje agustino y profesor de ciencia bíblica Martín Lutero, cuyas Tesis sobre las indulgencias publicadas a finales de 1517 le habían hecho famoso en toda Alemania.
Además de sus propias actividades, Melanchton asistía a las clases de Lutero en la facultad de filosofía, se matriculó en un curso ordinario de teología y obtuvo el título de Bachiller de estudios bíblicos que le capacitaba para impartir él mismo clases lecciones sobre la Biblia.
Melanchton, el Humanista y Educador:
Debido a su base y formación humanistícas, Melanchton estaba muy apegado a un tipo de optimismo antropológico enraizado en la creeencia de que el hombre, si es educado y formado adecuadamente en los valores humanos, es por sí mismo capaz de mejorar la situación del mundo.
El nuevo credo de la Reforma era estrictamente contrario, por su base religiosa y teológica, a esta confianza humanística en la posible perfectibilidad del hombre. Si el hombre tenía que confiar de manera total y exclusiva en la voluntad de Dios, si todo su credo se basaba en esto, había que deducir entonces que el hombre no era intrínsecamnete capaz de bondad. Pero, aunque en términos estrictamente teológicos, esto significa simplemente que el hombre no puede por sí mismo establecer sus relaciones con Dios, la consecuencia lógica de este principio teológico es que el hombre por sí mismo es igualmente incapaz de alcanzar la bondad en sus relaciones con el mundo y con sus semejantes.
El indudable optimismo antropológico de raíces humanistas de Melanchton del período anterior a Wittenberg debía desaparecer, como así sucedió, a instancias de la teología durante los primeros años de su relación con Lutero. La culminación de este proceso de acercamiento a la teología luterana se puso de relieve con la publicación de Loci communes rerum theologicarum seu hypotheses theologicae [Principios básicos de teología o hipótesis teológicas] en 1521, donde Melanchton se considera incapaz de conceder “ningún tipo de libertad” a las acciones internas o externas del hombre.
Melanchton había avanzado así hacia una síntesis ejemplar de la teología y de la educación, de la Reforma y del humanismo, que iba a tener repercusiones históricas que rebasarían con mucho los problemas de ese siglo. Su aportación a la resolución de estos problemas fue también sin duda una contribución a la elaboración y a los fundamentos del modelo teológico básico de teoría y acción de la Reforma, que se conocería después como la “doctrina protestante de los dos reinos”, que en cuestiones de fe basaba todo en el amor de Dios por el hombre pero dejaba a éste un amplio margen en las cuestiones relativas a las formas de inmanencia, logrando así reconciliar de un modo característicamente complementario, el pesimismo y el optimismo antropológicos.
En innumerables ocsiones se ha subrayado la excepcional importancia de la Reforma para la historia y el desarrollo del sistema escolar alemán. E. Spranger y W. Flitner 7 consideraban la Reforma la más importante “raíz” o “fuente” de dicho sistema. Mientras que, como ya hemos visto, la preocupación fundamental de Lutero en estos temas era la creación de escuelas elementales para el pueblo con el fin de facilitar a todos los cristianos el acceso a la palabra de Dios, contenida en la Biblia, y a los elementos de la cultura cristiana, el humanista Melanchton se preocupaba sobre todo de la educación superior o, dicho de otra manera, de las universidades y de las escuelas secundarias.
Ambos, Lutero y Melanchton, asignaron la tarea de organizar el nuevo sistema educativo así como la de proteger a la nueva iglesia, a los gobernantes y a las autoridades locales; tarea que éstas últimas aceptaron de buen grado porque vieron en ella un medio adicional de aumentar su poder con miras a la creación de un primer Estado absolutista.
Un Personaje Representativo del Siglo XVI:
Puede decirse que cuando Melanchton murió en Wittenberg el 19 de abril de 1560, sintiéndose perseguido, como diría al final de su vida, por la rabies theologorum, la furia de los teológos, debido a las encarnizadas discusiones que se daban dentro del Protestantismo en torno a la correcta interpretación de la teología de Lutero, su vida había sido fructífera. La función histórica de la obra a la que dedicó su vida estaba asegurada en parte gracias a su habilidad para rodearse de amigos y discípulos que se encargarían de continuar dicha obra con el mismo espíritu una vez que él desapareciera. El factor más importante para ello, aparte de sus excelentes actividades como profesor de la Universidad de Wittenberg y de su variada y abundante correspondencia con la mayoría de las personalidades más relevantes de su tiempo, fue sin duda la schola domestica que fundó en su casa, donde algunos alumnos escogidos, muchos de ellos extranjeros, vivían y estudiaban mezclados con los propios familiares de Melanchton. Desde Wittenberg, sus alumnos y discípulos, en general gracias a su mediación o en respuesta a peticiones que le hacían desde fuera, viajaban a todos los lugares de Alemania, y más allá de las fronteras del Sacro Imperio Romano, en calidad de predicadores, visitantes, rectores, administradores influyentes, profesores de universidad.
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