¿Quién fue Juan Calvino?
Juan Calvino (Noyon, 10 de Julio de 1509-Cantón de Ginebra, 27 de mayo de 1564), considerado como uno de los autores y gestores de la Reforma Protestante.
Donde quiera que el Calvinismo haya ido ha llevado consigo la escuela y le ha dado un poderoso impulso a la educación popular. El calvinismo y la educación han estado íntimamente asociados. Es un sistema que requiere madurez intelectual. Su máxima existencia está fuertemente vinculada con la educación de la gente. Se requiere entrenamiento mental para llegar a dominar el sistema y seguirle la pista a todo lo que implica. Hace la apelación más fuerte posible a la razón humana e insiste en que el hombre debe amar a Dios no solo con todo su corazón, sino también con toda su mente.
Calvino sostenía que “una verdadera fe debe ser una fe inteligente”; y la experiencia ha puesto de manifiesto que la piedad sin aprendizaje es, a fin de cuentas, tan peligrosa como el aprendizaje sin piedad. El vio con claridad que la aceptación y difusión de que su esquema de doctrina dependía no solo del entrenamiento de los hombres que iban a exponerlo, sino también de la inteligencia de las grandes masas de la humanidad que habrían de aceptarlo.
Calvino corono su obra en Ginebra con el establecimiento de la Academia. Miles de estudiantes peregrinos de Europa Continental y de las Islas Británicas se sentaron a sus pies y luego llevaron sus doctrinas a todos los rincones de la Cristiandad. Knox regreso de Ginebra plenamente convencido de que la educación de las masas era el baluarte más poderoso del Protestantismo y el fundamento más seguro del estado. “Con el Romanismo va el sacerdote; con el Calvinismo va el maestro”, es un antiguo dicho cuya veracidad no será negada por nadie que haya examinado los hechos.
A donde quiera que ha llegado el Calvinismo, allí se han promovido el conocimiento y el aprendizaje y allí ha sido entrenada una raza sólida y resistente de pensadores. Los calvinistas no han sido constructores de grandes catedrales, pero han sido los edificadores de escuelas, colegios y universidades.
- La relación que el Calvinismo tiene con la educación ha sido bien declarada por el Profesor H. H. Meeter, del Calvin College: “La ciencia y el arte fueron los dones de la gracia común de Dios, e iban a ser usados y desarrollados como tales”.
La naturaleza fue vista como la obra de Dios, la encarnación de sus ideas, en su forma pura de reflejo de sus virtudes. Dios era el pensamiento unificador de toda ciencia, puesto que todo era el desenvolvimiento de su plan. Pero, junto con tales razones teóricas, hay razones muy practicas por las cuales el Calvinista siempre ha estado intensamente interesado en la educación, y porque las escuelas para los niños, lo mismo que las escuelas de educación superior, se erigieron al lado de las iglesias Calvinistas, y porque los Calvinistas se hallaban, en gran parte, a la vanguardia del moderno movimiento de la educación universal. Estas razones prácticas se hallan íntimamente asociadas con su religión. Los católicos Romanos podrían arreglárselas de manera conveniente sin la educación de las masas.
En los servicios no era el sermón, sino el sacramento, el transmisor importante de las bendiciones de la salvación. El sermón era menos necesario. Y una vez este sacramento no requería inteligencia, puesto que funcionaba ex opere operato.
- El laico tenía la responsabilidad, sin la intermediación de un orden sacerdotal, de realizar, de hacer madurar, su propia salvación y no podía bastar con una fe implícita en lo que creía la iglesia. Él debe leer su biblia. Debe conocer su credo. Y si erraba en aquello lo hacía como un gran intelectual.
Los elevados estándares tradicionales de las Iglesias Reformadas y Presbiterianas para el entrenamiento ministerial son dignos de destacar. Mientras que muchas otras iglesias ordenan hombres como ministros y misioneros, y les permiten predicar con muy poca educación, las iglesias Presbiterianas y Reformadas insisten en que el candidato para el ministerio deba ser un graduado universitario y que haya estudiado al menos dos años bajo la tutela de algún profesor de teología reconocido. Como resultado una mayor proporción de estos ministros ha sido capaz de manejar los asuntos de las influyentes iglesias urbanas. Esto puede significar menos ministros, pero también quiere decir un ministerio mejor preparado y mejor pagado.
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